martes, 4 de octubre de 2016

“El SENA es la oportunidad que todos esperábamos”

La Asociación Agrocomercializadora La Peña, está conformada por 17 miembros, todos pertenecientes a población víctima.
Abel Triana Guerrero es un peñero de 60 años que ya no teme vivir en la vereda Guamal, de la cual tuvo que huir para salvar su vida y la de su familia hace 18 años, su condición de víctima del desplazamiento la ha sabido sortear con apoyo de la entidad en que más confían los colombianos, él la ve como la oportunidad que todos anhelaban.

Para la década de los 90 las circunstancias de orden público en este municipio al occidente del departamento recrudecieron, hasta el punto que sus habitantes no encontraron más salidas que abandonar sus propiedades y buscar otro sitio donde vivir alejados de la violencia.

“Continuar en la finquita era bastante riesgoso, los enfrentamientos se daban en cualquier hora del día, grupos insurgentes se enfrentaban con paramilitares y generalmente los civiles también sufríamos, los vecinos contaban sus muertos después de cada episodio de violencia”, contó Abel recordando las circunstancias que le obligaron a salir de su vereda.

Cuatro años de desplazamiento afrontó Abel con su esposa y sus tres pequeños hijos, con edades comprendidas entre los dos y los ocho años, visitando distintos pueblos de la provincia de Rionegro sin mucha fortuna, pues la situación en esta zona del país se caracterizaba por la violencia y desplazamiento constante.

“Tuvimos momentos muy difíciles por la situación económica que apenas nos permitía en algunas ocasiones obtener una sola comida al día, sin embargo no perdíamos la esperanza de regresar a la tierrita donde nos criaron nuestros padres y de donde nunca debimos salir, por eso cuando nos plantearon la posibilidad de volver en 2002, no lo dudamos”.


Progresivamente los desplazados fueron regresando a sus tierras con la garantía que les dio el Gobierno Nacional sobre el pleno control de la zona, esto les generó tranquilidad para empezar a reconstruir sus casas y sus fincas abandonadas y deterioradas por el paso del tiempo. 

“Con el apoyo de la Unidad de Víctimas, la Gobernación de Cundinamarca y otras entidades, emprendimos la tarea de nuevo comienzo con mucha esperanza; posteriormente nos contactó el SENA y empezamos a capacitarnos con varios cursos con enfoque agropecuario y de asociatividad, que nos permitió darle forma una idea de negocio para ser productivos y trabajar en equipo”. 

Según Arley Calderón, instructor que los acompaña en su proceso de formación, “ellos descubrieron el valor del trabajo en equipo, se asociaron y conformaron una unidad productiva con 300 pollos de engorde y proyectan materializar otras ideas de negocio en cada una de sus fincas”.

Estos emprendedores hacen parte de las 1.622 víctimas según la Red Nacional de Información, afectados por diferentes hechos de violencia y desplazamiento en el municipio de La Peña conformado por más de 7.000 habitantes. 

“Salí huyendo con mi esposa y dos mis hijos tras el asesinato de mi hermana, fue una experiencia dolorosa que nos ha costado superar, preferimos salir para salvaguardar la vida, ahora estamos con la esperanza de comenzar de nuevo tras 13 años de desplazamiento, ya no hay las mismas energías pero tenemos el apoyo del SENA”, manifestó Orlando Villamil, miembro de la asociación y con 58 años de edad.

Para Abel Triana y sus asociados la entidad más querida por los colombianos se convirtió en un aliado para la reconstrucción de sus vidas en la tierra que los vio nacer. “El SENA es la oportunidad que todos esperábamos, con capacitación para ser productivos y emprendimiento para tener otras opciones y recursos”.

En el territorio cundinamarqués hay 115.449 víctimas, de acuerdo con las cifras de la Red Nacional de Información, de los cuales 57.336 son hombres y 57.142 son mujeres, esto representa el 99 por ciento de la población, el dígito restante corresponde a población, indígena, raizal, afrocolombianos, comunidad rom y palenqueros.

Por: Oficina de Comunicaciones Regional Cundinamarca